Y ESE NEGRO…¿QUÉ HACE METIDO ALLÍ?

Se ven muchas cosas increíbles en este mundo, entre ellas, que niños boyscouts sean agredidos a pedradas y botellazos por gente adulta. Pero sucedió en 1963, en EE.UU. La reacción indignada se debía a que en el grupo había un boyscout negro, llamado Daryl Davies. El niño, más tarde, preguntó a sus padres por la razón, o la sinrazón del ataque, y ellos le hablaron del racismo. Entonces a Daryl le pareció extraordinario que alguien pudiera odiar y atacar a un niño como él, o a cualquier niño del mundo, por el color de su piel. Y no tuvo odio. La curiosidad por saber qué pasaba en el cerebro de los racistas fue más grande que cualquier resentimiento.

Y pasaron los años. Daryl se hizo un gran músico y, una noche, después de un concierto, un hombre blanco, sonriente, se acercó a felicitarlo. Le dio la mano y le dijo que era la primera vez en su vida que hablaba con un negro. Y algo más, que dejó petrificado a Daryl: el hombre le dijo que pertenecía al Ku Klux Klan, la oscura organización religiosa terrorista y racista que ha atacado y matado a la población negra desde el siglo XIX. En vez de gritar o salir corriendo, Daryl se sintió maravillado y le pidió que siguieran conversando. Y en los días siguientes aquel miembro del Ku Klux Klan visitó varias veces, y en secreto, la casa del músico negro, ahora convertido en su amigo.

Daryl le dijo al hombre blanco que quería entrevistarse con Roger Kelly, el máximo líder del Ku Kux Klan. Pero la respuesta fue clara: “Te matará, sin duda. Kelly nunca podría estar junto a un negro.” Daryl se atrevió. Le pidió una cita para una entrevista, sin decirle que era negro. Acordaron encontrarse en un hotel. Cuando vieron que Daryl se acercaba, Kelly y sus guardaespaldas desenfundaron las armas. Daryl le habló y Kelly quedó atónito. No obstante, aceptó sentarse a conversar con Daryl, custodiado por sus guardias. En un momento sonó algo como el chasquido de un arma rastrillada, lista para disparar. Hubo terror en todos, y enseguida descubrieron que era el hielo que se derretía en una cubeta. Por primera vez hubo una sonrisa colectiva.

Daryl y Kelly, el máximo dirigente del Ku Klux Klan se hicieron grandes amigos, y luego le presentó a otros

destacados miembros de la organización. Entonces sucedió lo imposible: Kelly y muchos otros desertaron del Ku Klux Klan. Hoy se han convertido en voceros de un mundo sin racismo, y le han regalado sus túnicas blancas, sus capuchas y sus cruces a Daryl, su amigo negro. Los del Ku Klux Kan ganaron porque no tuvieron miedo al negro. Ganaron amigos y ganaron como seres humanos. Aquí también, con inteligencia, el blanco gana. Semerk-Sukunda, Copa de Pula 1993.

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